NO olvidar la injusticia... ESTATAL
No habrá silencio ni olvido...
historia:
Mientras la oligarquía payanesa abre sus puertas al mundo para presentar un acto más en la circense tradición de su semana santa, conscientes del histórico conflicto social y armado que afronta nuestro país, recordamos con espíritu de lucha a las personas que hace ocho años sufrieron la masacre perpetrada por tropas militares y paramilitares en la hoya hidrográfica del río Naya, comúnmente denominada como la región del Naya; y a su vez, reconocemos la resistencia y el proceso organizativo que las comunidades afrocolombianas, indígenas y campesinas vienen construyendo para defender su territorio de los intereses del capital...
Breve reseña de una masacreLa masacre ocurrida durante el mes de abril de 2001 se inscribe en la lista de actos de mayor barbarie en la reciente historia del departamento del Cauca. Durante varios días consecutivos, siendo los más cruentos "miércoles y jueves santo" 11 y 12 de abril, alrededor de 500 hombres pertenecientes a las tropas paramilitares del Frente Calima de las AUC en complicidad con soldados de la Tercera Brigada del Batallón Pichincha con sede en Cali incursionaron en las veredas de Patio Bonito, El Ceral, La Silvia, La Mina, El Playón, Alto Seco, Palo Grande y Río Mina, violentando y aniquilando a innumerables habitantes de la región bajo el manido argumento de que éstos actuaban como colaboradores de grupos guerrilleros.Las cifras exactas de cuántas personas fueron asesinadas nunca se conocieron, pero se considera que aproximadamente 100 habitantes nayenses murieron, siendo sometidos antes a brutales torturas, mientras que otros tantos se vieron obligados a desplazarse huyendo del terrorismo de estado.Los hechos quedaron en la impunidad, muy a pesar de ser denunciados, inclusive comunicados y puestos en alerta ante organismos estatales meses antes de que sucediera la masacre. Como respuesta a largo plazo, en el gobierno de Uribe Vélez, que nada entiende de justicia, se aprobó abiertamente la legalización paramilitar mediante la ley de "justicia y paz".
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente...
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